Dentro de “the COVID-19 Chronicles” del activista y documentalista francés Frank Barat, Roger Waters y Brian Eno, interactuaron de forma remota y en vivo, abordando temas musicales y políticos durante el periodo de la cuarentena.
Dos genios de la música se confrontan
En el juego irónico de las partes de «policía bueno y malo» (el enfoque de Eno y del ex Pink Floyd), obviamente, los dos empezaron hablando del papel de la música en este período pandémico, lo útil que es mantener a las personas unidas durante el distanciamiento social, pero también cuánto puede ser una espada de doble filo dependiendo de cómo se use. Como dice Eno: «es un lenguaje para decirnos que todavía estamos bien y juntos».
«Puede alentar la empatía, cambiando el enfoque en la política, pero creo que la mayoría de las veces se usa para persuadirnos a aceptar el status quo».
Por lo tanto, se ha debatido el regreso a una normalidad contradictoria: «No creo que las cosas vuelvan a ser como antes. Más bien, el peligro es que empeorarán», continuó Eno, «y que la crisis económica de los próximos años puede usarse como una especie de bloqueo mental«.
El futuro del mundo en “the COVID-19 Chronicles”
«La normalidad corresponde a un capitalismo, neoliberal, desenfrenado y loco – añadió Roger Waters – Necesitamos un nuevo Mikhail Gorbachev que nos lleve a un punto sin retorno, que sea capaz de infundir una inmunidad de rebaño del propaganda de guerra perpetua que sacrifica la vida de las personas en nombre de la ganancia».
A partir de aquí, el problema de cómo activar procesos revolucionarios reales a través de una batalla cultural real se ha corroborado con interesantes referencias políticas e históricas de ambos lados. Una gran parte del debate, por lo tanto, necesariamente analizó el papel del compromiso político en las artes. Los dos, siempre atentos al tema, han especificado el significado y la efectividad de la posición adoptada por los artistas, y cómo deben actuar para difundir y crear una conciencia social útil para un cambio radical de perspectiva.
Una elección muy importante que se debe hacer especialmente dentro de un sistema económico y de medios de comunicación tan sesgado hacia el beneficio y la falta de respeto a la vida humana. Ambos también acordaron que no es suficiente hacer música para cambiar las cosas, sino al contrario de lo que se necesita para posturas explícitas y para «repensar el arte de una manera totalmente diferente». Las distorsiones de la industria del entretenimiento han terminado en la mira y no ha habido falta de ironía hacia aquellos artistas que han elegido caminos diferentes a la militancia compartida por ambos en apoyo del movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) contra Israel (con Waters), en particular para almacenar Rolling Stones, Nick Cave y Radiohead sobre el tema israelo-palestino).
Finalmente, en los tres cuartos de hora de transmisión, se discutieron los derechos humanos, mencionando temas candentes como el trumpismo, el suprematismo blanco que está desenfrenado en los Estados Unidos (ver el caso reciente del asesinato de George Floyd), la detención arbitraria de Julian. Assange y, sin embargo, sobre la situación política en Inglaterra después del brexit y sobre la educación.
El último impulso provino de Waters hacia la Corte Suprema de los Estados Unidos, que, en su opinión, estaba compuesto principalmente por simpatizantes de Trump («Creo que preferiría estar en el infierno franco»). Un intenso debate abordado sin pelos en la lengua y lleno de estimulante alimento para el pensamiento. No te lo pierdas.
