Rui Díaz & La Banda Imposible presentan su primer EP, Hotel Masada, seis canciones que funcionan como seis historias de redención y rendición. Producido por Niño Crudo y cercano al género americana, Hotel Masada podría ubicarse musicalmente a caballo entre los trabajos en solitario de Eddie Vedder, Leonard Cohen y Nick Cave. Desde Extremadura, la Banda Imposible se consolida, después de la grabación, con Adolfo P. Campini (bajo), Mercedes Trigo (cello) y Gorka Ruíz (batería), centrando su sonido desde las raíces del folk y el blues hasta un country y rock de arreglos preciosistas y un amplísimo abanico de instrumentos.
Hotel Masada es un disco que sirve como presentación de una historia más larga y ambiciosa que contaré en el futuro Los heraldos negros. Hasta ese momento, el EP que tenemos entre manos puede entenderse como una recopilación de canciones que funcionan como historias independientes de redención y rendición, como si cada una de ellas fuese un pequeño vistazo a un momento de pausa en una vida de huida. Echemos un vistazo a cada una de esas habitaciones:
01. El mejor momento La letra está inspirada en un momento de la novela «Verano de corrupción/Alumno aventajado», de Stephen King (dentro de la colección Las cuatro estaciones). La imagen que me inspiró la canción fue la de un personaje que acaba subido a un árbol con un rifle en la mano, disparando a la gente mientras levanta los brazos al cielo y grita: «¡soy el rey del mundo!».
02. Hotel Masada #202 La canción «Hotel Masada #202» surgió como un pequeño paréntesis dentro de lo que sería (y, espero, será) el LP «Los heraldos negros». Servía para presentar a la chica en la historia que contaban los distintos cortes del disco. Mentiría si dijese que en algún momento no se me pasó por la mente otra canción sobre un hotel escrita por Leonard Cohen. La historia que quería contar hablaba de un niño criado para la muerte y de cómo intentaba redimirse a través de un amor que poco a poco iba condenando y contaminando de su mismo destino. Revisando mis notas puedo leer: «La historia comienza con un rito de iniciación. “Balas pequeñas para Ray” –canción todavía inédita–. Ray, niño, se ve obligado a matar para hacerse un hombre y poder sobrevivir en su mundo, un mundo rodeado de sangre y violencia donde la inocencia sólo nace para poder morir». Después comenzaba la que acabaría siendo primera canción del EP «Hotel Masada», «El mejor momento», de la que tengo escrito: «La siguiente estampa es años más adelante. Ray se ha dejado vencer por el mundo en el que creció. La vida carece de sentido, no así la muerte. Se levanta una mañana, coge un arma, se sube a un árbol y comienza a disparar a la gente que pasa por allí». La siguiente imagen es la de la habitación #202 que aquí nos ocupa: «Pero de repente aparece algo en su vida que la dota de sentido: una mujer. Puede que al principio no le diga lo que hace para vivir, puede que sí. Eso no importa. Su vida cuando no está con ella no importa. Y los únicos momentos que cobran algo de importancia son aquellos en los que están juntos, tal vez en una habitación de hotel, entre las sábanas».
03. Algo de suerte Revisando mis notas sobre la canción «Algo de suerte» puedo leer: «Llega el momento. Hay que salir corriendo. Si le quiere, tendrá que escapar con él. Que no le pregunte lo que ha hecho. Que no sepa quién es para los demás, que no sepa quién dicen los demás que es; que él sólo es él cuando está con ella. Lo que piensen los demás no importa. No ha llegado el momento de pagar por sus pecados. No si eso significa perderla. Antes escaparán. Y que nadie se interponga en su camino… o se arrepentirán». La canción nace como una especie de road movie. Es una canción que versa sobre escapar, pero hacia adelante, marcando una similitud con el Masada del título del EP: no hay posibilidad de rendición, antes incluso llegará la muerte. Y están preparados para ello.
04. Servicio de lavandería La segunda parte de toda la historia de «Los heraldos negros» apenas la tengo anotada. Es la parte dedicada a la pérdida y a la condena, el momento en el que él descubre que ella no le ha esperado. «Y entonces viene el autoengaño, el buscarla, encontrarla, volverla a perder, decirle que la odia, que probablemente la odie, pero que eso sólo significa que la sigue queriendo. Y, por fin, entender que todo fue sólo un espejismo, que desde el primer momento Ray nunca tuvo una oportunidad real de escapar de su barrio, de su mundo de sangre y violencia, que desde que disparó aquella pistola siendo un crío se condenó. ¿Y cuál fue la peor condena de todas? Tener la esperanza de poder escapar de su propio infierno».
05. Cucurrucucú Paloma Esta versión no estaba incluida dentro de lo que sería «Los heraldos negros», pero no pude evitar grabarla para «Hotel Masada». Fue la última canción que grabamos, con una bonita sensación de inicio de banda.
06. Lo que querían de mí En Turquía hay un ser mítico, un hombre sabio que siempre cabalga sobre su asno sentado hacia atrás, ya que hacia donde va está en manos de Alá. En manos de Ray quedaba ahora la decisión, una vez terminado su viaje, de avanzar mirando hacia atrás o de hacerlo mirando únicamente hacia el frente, pudiendo así cometer los mismos errores de nuevo. El último apunte en mis notas dice así: «Todo ha sido un espejismo. No puede ser feliz. No merece ser feliz. Nunca será feliz. Pero eso no le impide seguir escapando. De los demás, de ella y de sí mismo». El viaje de Ray terminaba aquí, al menos uno de ellos, resignándose a su destino y aceptándose como un heraldo de la muerte. Ahora había que cerrar la puerta de la última habitación. Abandonar el Hotel Masada. Pero saber y estar completamente convencido de que ninguna puerta podría funcionar jamás como un punto final.
(Texto y material producido por Rui Díaz)