Que Rihanna publique ‘Unapologetic’, su séptimo disco en siete años, puede ser síntoma de incontinencia creativa o responder a una cuidadosa estrategia comercial que busca sacar partido de la buena racha de la artista. Desde su debut en 2005 con ‘Music of the Sun’, la cantante ha sacado un nuevo disco casi por año sin rebajar su nivel de exigencia, lo que le ha permitido formar parte del reducido grupo de divas de la música pop del siglo XXI.
‘Pon de Replay’, ‘Unfaithful’, ‘Umbrella’, ‘Don’t Stop the Music’. ‘Rude Boy’, ‘Only Girl (In the World)’, ‘Where have You Been’ son algunos de los once sencillos que ha conseguido situar en el número uno del Billboard Hot 100, toda una hazaña para una cantante de tan solo 24 años. Incluso en los momentos más irregulares de su carrera, como el atropellado ‘Talk That Talk’ (2011), Rihanna se guardaba en la recámara bombazos como ‘We found love’, uno de esos temas capaz reventar las pistas de baile gracias al buen hacer de Calvin Harris como productor.
De Stargate a David Guetta, los productores de ‘Unapologetic’
Una de las primeras cosas que llama la atención de ‘Unapologetic’ es el gran número de compositores, productores y colaboradores convocados a la cita (no falta ni la británica Adele). Los noruegos Stargate (‘S&M’, ‘Only Girl (In the World)’, ‘Firework’ de Katy Perry), David Guetta, la asutraliana Sia, The-Dream (‘Single Ladies’), Nicky Romero o Benjamin ‘Benny Blanco’ Levin (‘Moves like Jagger’, ‘Circus’ de Britney Spears) son algunos de los responsables del sonido de un disco al que se le puede achacar cierta falta de homogeneidad.
Una primera escucha transmite la inequívoca sensación de que el álbum está más próximo al espíritu confesional ‘Rated R’ (2009) que a la voluntad lúdica de ‘Loud’: los episodios más escandalosos de su biografía (la relación con Chris Brown) están en muchas de las letras de un trabajo que se beneficia de la carga de sinceridad, dolor y cabreo de la cantante, que en ‘Half of Me’ subraya que solo vemos la mitad de su vida.
Musicalmente, ‘Unapologetic’ es la evolución lógica del lado más ‘negro’ de ‘Talk That Talk’. A lo largo de los quince cortes de su edición deluxe se dan cita ritmos propios del R&B, el hip-hop, el dancehall, el reggae o el dubstep en su versión más oscura, casi siempre potenciados por bases electrónicas.
Los cortes más desenfadados son producto de su colaboración con David Guetta (‘Right Now’) y Chris Brown, ese ‘Nobody’s Business’ que se mueve con soltura entre el house y la música disco. Otra de las relativas sorpresas del disco es la abundancia de baladas: la emocionante ‘Stay’ (junto a Mikky Ekko), ‘What Now’ o ‘Love Without Tragedy/Mother Mary’ explotan las mejores cualidades vocales de Rihanna.