Un equipo de investigadores europeos ha logrado encontrar el gen del oído absoluto. Pero, a parte el ADN, las capacidades musicales humanas serían influenciadas también por factores ambientales.
Músico se nace pero el ambiente cultural en que el ser humano crece es fundamental para el desarrollo de una cierta actitud musical.
Es cuanto afirma un estudio publicado por la revista científica Molecular Psychiatry que ha comparado y analizado el oído musical (conocido como oído absoluto) y las habilitadas de casi doscientos voluntarios.
Según esta investigación, la actitud (o predisposición) musical de una persona depende de algunos genes capaces de individuar e interpretar los sonidos, entre ellos el Gata 2, responsable de la creación de las células ciliadas de la oreja interna. y del Pcdh7, gen importante a nivel de la amígdala cerebral que gestiona las emociones.
Pero el ADN no es el único responsable de la formación de nuestra sensibilidad musical, como han declarado los investigadores: “Una evidente actitud hacia la música es el resultado de varios elementos, entre ellos el crucial factor ambiental. Padres, hermanos, el ambiente influencia nuestras habilidades musicales“.
Bajo la supervisión de la Profesora Asociada Irma Jarvela, de la Universidad de Helsinki en Finlandia, han sido examinadas las análisis de sangre de 767 personas, procedentes de 76 distintas familias, con una edad variable entre 7 y 94 años.
Los científicos, analizando el código genético y comparado los datos culturales de las familias (algunas con una fuerte tradición musical que habían producido varios músicos profesionales) ha podido establecer que existen dos elementos fundamentales para el desarrollo de habilidades musicales en el ser humano.
Uno primario (la habilidad física de distinguir tonalidades y notas, propias de nuestro ADN) y uno segundario (la capacidad de tocar con facilidad un instrumento musical o componer música, fruto del ambiente cultural de la persona).