Los discos como este «Texas Sun» nos hacen olvidar las decepciones que a veces la industria de la música nos reserva a través de proyectos a corto plazo sin inspiración y no es muy emocionante escucharlos.
Incluso sin conocer la génesis de este disco, se puede adivinar por los sonidos y la actitud percibida que no es algo construido sobre la mesa o elaborado por el marketing de una compañía discográfica, sino que, básicamente, comienza a partir de una reunión de músicos basada en la estima, el respeto y amor por la música.
Los artistas involucrados son bastante distantes entre sí en lo que respecta al género musical: por un lado están los Khruangbin, un trío que combina psicodelia, dub y funk con largos atascos hipnóticos, por el otro Leon Bridges, uno de los artistas jóvenes más brillantes con alma vintage. El elemento que los une es el origen de ese Texas al que está dedicado este EP, que los nuestros se están preparando para cruzar en una especie de viaje imaginario en automóvil, lento y relajado, y que probablemente también viajaron juntos, considerando que en 2018 los Khruangbins fueron el acto de apertura de Bridges.
«Texas Sun» se alimenta de las construcciones de mermelada de Khruangbin, una característica típica del trío de Houston, bien mezclada con la conmovedora voz de Bridges, originalmente de Fort Worth.
La canción principal es el comienzo perfecto del viaje gracias a las tramas de guitarra de Mark Speer entre folk y country-soul. La siguiente «Midnight» es quizás el punto más alto del EP, gracias al ritmo lento y suave del Khruangbin y al dulce estribillo que acuna. La bajista Laure Lee produce una línea de bajo funk perfecta para «C-side» para una gran toma, donde Leon Bridges proporciona lo que falta en las arquitecturas de sonido producidas por el trío. Termina con el alma psíquica de «Conversion» que se mezcla con el himno góspel «At the cross” y que habla de la conversión real de Bridges, un tema que ya se mencionó en sus otras composiciones.
El único defecto encontrado es la brevedad del disco (4 canciones durante 20 minutos), pero la actitud, el ritmo y el poder evocador son tan altos que, al final, el deseo de volver a escucharlo supera todo.