Entre los miles y miles de prófugos sirios que, lentamente desde el comienzo de la guerra civil el 15 de marzo de 2011, hay también intelectuales, profesionales, artistas y, por supuesto músicos: como por ejemplo el grupo rock Khebez Dawle que está transformando su huida en la primera gira musical por el Viejo Continente.
Su nombre es desconocido a todos, se llaman Khebez Dawle y son cinco músicos refugiados durante un primer momento en Beirut, pero cuando su estancia se ha convertido en un problema para amigos y conocidos, han preferido interprender un duro y arriesgado camino hacia Europa.
Llegaron a la isla de Lesbos donde empezaron a regalar los CD de su disco, en Atenas compraron una guitarra para poder al menos tocar algo en directo por las calles, finalmente alcanzaron los Balcanes hasta Croacia donde ya han podido organizar un primer concierto, en la ciudad de Zagreb.
“No somos capaces de estar más de tres días sin tocar o crear música…“.
Esto es lo que ha declarado el cantante principal de Khebez Dawle a los micrófonos de Al Jazeera, primer medio en dar a conocer esta emocionante historia de música y aventura.
Escuchando sus canciones, es posible reconocer una gran influencia occidental en las composiciones: hay muchos elementos que recuerdan al sonido de grupos como Pearl Jam o, más en general, el indie rock británico.
Su mensaje, antes de cada concierto es siempre duro:
“Llegamos de muy lejos, de un país maravilloso pero gobernado por criminales de guerra“.
La carrera de esta banda, formada en Damascos en 2010, resume la tragedia de un conflicto que está fagocitando cada elemento social, religioso y cultural de una entera nación. El primer baterista de Khebez Dawle perdió la vida durante un bombardeamiento y después de ese trágico episodio de violencia, los cinco integrantes han decidido comprar una pequeña lancha neumática para intentar atravesar el mar entre Turquía y la isla de Lesbos.
Una vez llegados en la playa de la isla griega, han pensado regalar los CD del disco lanzado en Líbano en agosto.
“Queremos dar una imagen diferente de los refugiados porque sabemos que la música puede llegar mucho más rápidamente al corazón y a las almas de las personas”.
El objetivo es llegar a Berlin, donde el quinteto rock sirio espera poder establecerse para seguir creando música lejos de las violencias de un conflicto que les ha obligado a dejar sus instrumentos, sus casas y sus familias a cuatro mil kilómetros de distancia.
