Se ha apagado la llama de Horace Silver en su casa de Nueva Rochell, Nueva York, legendario pianista y compositor de música jazz, considerado uno de los padres del hard pop, amigo y ejemplo artístico para músicos del calibre de Donald Byrd, Woody Shaw, Joe Henderson, Benny Golson, Brecker Brothers, Cecil Taylor y Dave Douglas.
Nacido en Connecticut en 1928, su padre era portugués y desde pequeño les permitió conocer y descubrir la música de Capo Verde, antes de empezar a tocar con Stan Getz con que grabó su primera sesión para Blue Note con la colaboración del saxofonista Lou Donaldson.
En 1953, junto con el baterista Art Blakey, fundó los Jazz Messengers, firmando casi todas las composiciones del primer disco oficial lanzado en 1954: ese mismo año pero abandonó el grupo para dedicarse a la carrera solista, publicando entre 1955 y 1980 más de 20 álbumes, entre ellos clásicos como “Blowin’ the blues away”, 1959, “Song for my father”, 1964, y “The Jody grind”, 1966.
Como band-leader contribuyó en lanzar las carreras de varios músicos, principalmente trompetistas (Byrd, Shaw, Brecker) y saxofonistas (Henderson, Michael Brecker, Golson), experimentando nuevos géneros durante los años ’70 cuando modificó su estilo hacia elementos más funk y vocales, fundando un propio sello discográfico y firmando nuevos trabajos para Columba e Impulse.
Es importante recordar su forma de hacer jazz: un estilo rítmico, melódico y cautivante, con matices góspel, R’n’B y funk.
Horace Silver alcanzó el éxito sobretodo con “Song for my father (Cantiga para meu pai)” que, en 1955, alcanzó el numero 95 en Billboard (el sucesivo ‘The Cape Verdean blues’ llegó a la 130). En 1974 las partes iniciales de la canción fueron utilizadas por Steely Dan en su famoso éxito “Rikki don’t lose that number” (incluido en el élbum “Pretzel logic”).