Según los datos publicados hace un momento por el RIAA, la asociación de los discográficos estadounidenses, durante la primera mita de 2015, la venta de discos en vinilo en el mercado americano habría recaudado en total 222 millones de dólares: bien 60 millones más de los beneficios generados por la música digital en streaming, segunda en el podio con ‘apenas’ 163 millones.
El mercado de los soportes físicos representa el sector con mayor crecimiento, en el otro lado del charco, con un índice de expansión del +52% anuo, casi el doble respeto a la competencia de la música en streaming que, tras la gran moda de los últimos dos años sigue creciendo pero solo del +27%.
El analista Joshua Friedlander ha declarado a Digiday que esta nueva distribución podría ser una nueva base útil para revitalizar y levantar un mercado que está registrando la peor crisis de los últimos 25 años.
“Respeto al pasado, discográficos y sellos pueden ser un poco más optimistas. Dos tercios del mercado vive, o sobrevive, gracias a CD y vinilos. El crecimiento de las plataformas de música en streaming depende del pasapalabra y de bonos no exageradamente caros: por otro lado es evidente que los usuarios de soportes físicos manifiestan una mayor tendencia a comprar un vinilo que descargar una app o contratar un servicio de prepago, algo que nos debe hacer reflexionar”.
Otro punto importante del problema e la siempre actual cuestión de la división de los beneficios entre artistas, productores y distribuidores digitales: el nuevo panorama ofrecido por estos datos de 2015 desvela que muy probablemente será necesario un nuevo enfrentamiento entre las diferentes partes, considerando que la casi totalidad de las producciones en vinilo son fruto de iniciativas personales de artistas y grupos.
