La buena música permite perder peso. Según una investigación realizada por la Universidad de Oxford, la música actúa como un condimento de nuestras vidas capaz de modificar nuestra percepción de la comida con consecuencias muy positivos sobre nuestro metabolismo y nuestra salud.
Por ejemplo, las notas acudas (tocadas por un piano), pueden sustituir el azúcar considerando que aumentan del 10% nuestra sensación de dulzura al comer cualquier alimento.
Ya en 1400, Ludovico II para solucionar un peligroso problema de sobrepeso, siguió una dieta musical: durante las comidas y las cenas, los médicos de la corte le obligaban a escuchar música para distraerle y reducir su apetito.
Adelgazar es posible, si escuchas buena música
Para demonstrar la validez de la investigación, un experto de la Université de Bretagne-Sud, el profesor Gueguen, ha realizado un interesante experimento con la colaboración de 120 voluntarios que han aceptado comer y beber durante la emisión de música a diferentes niveles de frecuencia. Gueguen ha descubierto que las personas tienden a comer más con música alta (88-91 dB) respeto a un volumen más bajo (72-75 dB).
Una relación entre música y sensación de hambre confirmado también por el investigador Kupferman. El estudioso observó que los ratones de laboratorio empezaban a comer más aumentando el volumen de la música, indicando en el incremento del hambre una natural respuesta del organismo al estrés provocado da los sonidos exteriores.
El instituto sueco de investigación Karolinska ha podido verificar que, por cada 10 dB de incremento del ruido tráfico de la ciudad (es decir no música), el aumento de la masa grasa alcanza los 3 centímetros. Este valor sube a 6 cm si el ruido está provocado por aviones…
Dejando a un lado las varias dietas Dukan, Atkins, macrobiótica, a zona, disociada, la nueva tendencia para adelgazar queda clara: evitar absolutamente ruidos molestos y escuchar buena música.