En el mundo del hip-hop ya tenemos a un hype: Asap Rocky o, mejor disco, A$AP Rocky. Y como hoy el hip-hop es el único genero que crea mercado e ingresos de forma constante, ese hype se convierte en lo de todo el music biz.
Además de esto, Asap Rocky es originario de Nueva York, ciudad que buscaba ese nombre nuevo capaz de sustituir a Jay-Z, transformado en un padre de familia, cuando el mercado es casi monopolizado por rapper de la West y Southern Coast. En 2011 ese chico de Harlem comienza a hacerse notar gracias al mixtape ‘Live Love A$ap’. Sonidos de un cierto nivel, excelentes beat, gran técnica rap.
La RCA huele el talento del joven artista y le ofrece un contrato por 3 millones de dólares, entre los más altos para un rapper emergente. Asap comienza a trabajar en el disco de su debut, pero el recorrido se hace pesado, entre productores, artistas invitados, pequeños problemas con la ley y actuaciones que quitan tiempo a la finalización del nuevo álbum. Finalmente llega el lanzamiento de ‘Long Live A$AP’ tras cinco distintos aplazamientos
RCA ha preparado el disco de forma suntuosa, pudiendo contar con la colaboración de productores como Hit Boy y T-Minus, además de Danger Mouse y Skrillex. El resultado es casi obvio, de un punto de vista musical, aunque el problema es el mismo A$AP Rocky (acrónimo de Always Strive and Prosper). Entre el gangsta rap más duro y el trend setter fashion victim, el joven Rocky no alcanza el nivel artístico que se esperaba, no llegando a convencer totalmente. Canciones nuevas, súper producidas, pero poco originales sobretodo a nivel de interpretación y mensaje rap que, en muchos casos, vale más de la misma música, de skrecth y efectos.
Grande la operación de imagen pero mucho ruido y pocas nueces. Y pensar que el padre de Asap lo había llamado Rakim, en honor de Eric B & Rakim, padres de la old school, mucha técnica, pasión y, sobretodo, grandes ideas.